Un día en la puerta de tu corazón
dejé el mío en papel de regalo,
con tinta roja una ilusión
de que lo bueno no se vuelva malo.
dejé el mío en papel de regalo,
con tinta roja una ilusión
de que lo bueno no se vuelva malo.
Atónito te miraba
tratando de decirte,
eres la más pura alba
de mi mente no puedes salirte.
Más solo callaba
disfrutaba con verte,
mi felicidad en ti hallaba
fue un día de suerte.
El silencio me empezó a desesperar
hasta que tú lo rompiste,
¿qué me deseas amar?
¡hasta que lo dijiste!
Intentémoslo, tu voz pronunció
aunque tú miraba inexplicablemente cambió,
no le preste atención pues mi alma descansó
cuando ese si mi ser escuchó.
Fui el hombre más feliz
pues estaba enamorado,
más tú eras infeliz
estando a mi lado.
Aceptaste por no hacerme daño
no sé como fui tan ciego,
no llevábamos ni un año
cuando pisoteaste mi ego.
Tus labios buscaron otra boca
la boca de mi mejor amigo,
mi alma quedó loca
cuando al suelo calló tu abrigo.
Un grito de mi ser salió
no lo podía creer,
mi corazón se rompió
cuando te pude ver.
¡No es lo que piensas amor!
me decías desconcertada,
-tranquila no te guardaré rencor
arriesgué todo por nada.